MEMORIAS EN MOVIMIENTO: DEL AMOR Y SUS DERROCHES

Por Gustavo De La Peña Aviles

¿Qué vimos ayer en el Foro Vasconcelos? La última producción de Arrobadanza que está dando las ultimas puntadas para la próxima celebración del XIV aniversario de Casa de la Danza el próximo 29 de marzo. Dividida en tres partes, Memorias en movimiento es una exploración a los sentimientos mas íntimos, a lo mas profundo de nuestro interior en tres ambientes totalmente distintos. El primer escenario lo podríamos situar en el paramo desolado y frio de un planeta de la galaxia donde solo existen dos seres que se buscan sin freno, quieren amarse, estar cerca y sentir el calor, humedecerse con el mismo sudor, sin importar que estén al filo de la locura, que la desesperación los consuma y tengan que tomarse la cabeza con las manos para no perderla por ese obsesivo amor, que al igual que como cantaba Roció Jurado “…y una mañana gris, al abrazarnos, sentimos un crujido, frio y seco, cerramos nuestros ojos y pensamos, se nos rompió el amor de tanto amarnos”.

De la estratosfera bajamos a la selva, porque justamente en estos días pasados la primavera ha florecido y todo es verde, las plumas, las alas, el aire y la luz, un escenario verde en el que se centran dos agiles especímenes que inician una danza para cortejarse, para enterarnos que están felices mediante los movimientos de los dos bailarines, de esos dos cuerpos que han logrado imitar las formas de dos aves que saltan y van dibujando signos en el espacio con sus alas, es un idioma que no podemos leer, pero que sentimos como si esa pareja de quetzales o colibríes tomaran lugar en nuestra propia piel.

El tercer y último episodio podría ser cualquier noche en Paris o New York, en cualquiera de sus avenidas, entrando y saliendo de las boutiques mas elegantes. En el escenario van y vienen vestidos, camisas, etiquetas y pañoletas, el perfume llega hasta las butacas y los brillantes no dejan de destellar ante las luces del Foro. Estamos comprando y estrenando ¿Quién no es feliz haciéndolo? Estrenar un par de zapatos o rociarse las muñecas con la fragancia de moda, ya sea por el mero placer de comprar o para llenar los vacíos que llevamos dentro, intentando tapar esas desilusiones o desamores, siguiendo la formula establecida por “La Doña” María Félix: A un hombre hay que llorarle tres días… y al cuarto te pones tacones y ropa nueva.

Sin duda la compañía de Arrobadanza no deja de sorprendernos con sus coreografías y representaciones y va superándose en cada uno de sus montajes, por lo que hay que aplaudir la destreza y sensibilidad de los bailarines Elea Casiano, Victoria Lomelí, Alexis Saldivar y Héctor Santiesteban, y de su director y coreógrafo el maestro Marco Antonio Vasconcelos. Esperamos con ansia el siguiente estreno de Arrobadanza, del que sabemos ya están ensayando y dándole los últimos retoques a la escenografía.












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