FILOS: EL CRUEL PUÑAL DE LA AMISTAD

 Gustavo De La Peña Aviles

Teatro Bárbaro nos presentó una obra filosa, con acento norteño y pasos de baile con un viejo disco de acetato de Eila Pellinen. El año pasado la compañía de teatro chihuahuense nos trajo la obra “La luz de las ausencias”, la historia de dos hermanos que solos pero siempre unidos sobreviven a la dureza de la sierra tarahumara. Pero en esta ocasión el dúo principal del escenario esta compuesto por Lenin y Benito, dos amigos que se conocen desde la secundaria cuando ambos eran unos “cara de lijas”, enamorados desde entonces de la bellísima Miroslava, a la que ven una y otra vez en la misma película de “Ensayo de un crimen”, en la que el maniático interpretado por Ernesto Alonso se propone terminar con la vida de la joven.

Pocas cosas han cambiado desde que salieron de la secundaria, tienen los mismos gustos, inseguridades y deseos, Benito sigue viviendo con su madre, que lo mantiene gracias a la pensión que recibe, y Lenin vive solo en un departamento del que debe dos meses de renta, deuda que no ha podido saldar por estar desempleo desde hace cuatro meses, por lo que se decide a ponerse a elaborar piñatas que cree serán tan cotizadas como las roscas de día de reyes de Costco.

La rutina de los dos amigos cambia cuando Benito toma el valor de llevar a una mujer al departamento tapizado con cuadritos recortados de papel china, esto frente a la incredulidad de Lenin, que duda que exista alguna fémina que se haya fijado en el ñoño de su amigo que para tan importante ocasión en la que se propone declararse, le pide le preste la corbata de Piolín y Silvestre, que confiesa, hace mucho tiempo se la envidia y sueña con poder usarla la noche que invite a cenar a su novia.

Con la duda de que su amigo llegue realmente con una mujer de carne y hueso, Lenin limpia el departamento, incluso se pone el saco de los domingos y en la espera se queda dormido en el sillón, en el que sueña en un filtro rojo en el que la “Pecas”, la casera, se hace presente en patines y un ligero y corto camisón que provoca las fantasías del hombre que lleva el mismo nombre que el líder bolchevique. Rasgando la incertidumbre y los ensueños, Benito trae consigo a la mujer prometida, porque realmente existe y a Lenin no le importe que se llame Irene, ni que no sea una copia de Miroslava ni de ninguna de las bellezas del cine de oro, es una mujer y le ha llenado la pupila, pues a sus ojos es hermosa, que con sus figuras le provoca los pensamientos más obscenos.

Irene cuestiona a Lenin sobre el amor, los amigos, la familia, si alguna vez le dio un beso a una compañera de la escuela, si baila y a las negativas del hombre de gorra de cola de zorro, lo lleva al centro de la habitación decidida a enseñarlo a bailar. Él es un tronco, sus piernas apenas y se mueven un poco, Irene le propone que si sigue sus indicaciones y le sale el paso, dejara que le dé un beso.

A partir del choque de sus labios las cosas cambian, ahora es Lenin el que envidia a su amigo porque tiene novia y sin mas descubre que se ha enamorado, que esta perdidamente enloquecido con Irene y quiere que vuelva de inmediato de la cocina, a donde fue a abrir una botella de Merlot. “¿Para qué?” le pregunta Benito, un poco con celos y resentido de que su amigo este por robarse a la mujer con la que planeaba sentar cabeza. A Lenin no le importa lo que siente su amigo, él quiere volver a bailar con ella, deslizar sus manos por sus curvas, aspirar el perfume de su pelo, seguir tan enamorado para sentirse como un alíen. “No hay que acostumbrarse a la felicidad” terminar por advertirle Benito antes de llamar a Irene para que vuelva al escenario.

Es en esos últimos minutos de la obra, cuando el espectador descubre que lejos de alardear, Benito llevo a Irene al departamento para que Lenin sea feliz, aunque sea un momento, para que el día siguiente pueda contarle de su dicha. “Eres el mejor amigo del mundo” le grita Lenin a Benito abrazándolo con fuerza. Las luces se apagan y varios de los asistentes, emocionados, lloran al enterarse en esta obra de Pilo Galindo, los filos que se llegan a tocar por el amor y los amigos.

Dirección: Luis Bizarro

Elenco: Héctor García (Lenin), Rogelio Quintana (Benito), Rosa Peña (Irene) y Yaundé Santana (La Pecas)

Iluminación: Luis Navarrete












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