EL JARDIN EN MI ZAPATO: UN PEQUEÑO EDEN PARA JUGAR

Por Gustavo De La Peña Aviles

Poder abrir un armario tachonado de verdes hojas, sacar un maletín con flores moradas, un libro donde se incuban los huevos de un pajarillo y pares de zapatos en los que crecen arbustos para irlos acomodando en un mullido tapete de pasto verde que es cortado a la mitad por un brillante rio que en lugar de frontera sirve como un indicador para dar saltos de una orilla a la otra. Todo es acompañado por el canto de los pájaros, el murmullo del agua al caer, el croac de las ranas y las risas de los pequeños que no pierden de vista ninguno de los movimientos de las dos jóvenes, que nunca dejan de desempacar coloridos brotes y hojas que caen al abrir un paraguas que pudiéramos pensar era con el cual paseaba por la selva la Jane de Tarzán. También sacan trozos de madera y ramas para ir armando estructuras que no importa si terminan por caerse, el único objetivo es jugar, dibujar una sonrisa, mover las manos y disfrutar del llano floreciente que se instaló en el escenario del Foro Vasconcelos, espacio único en nuestra ciudad para las expresiones artísticas que es impulsado de manera independiente por el grupo Arrobadanza que lideran los maestros Marco Vasconcelos y Elea Casiano.

Siendo sinceros ¿Quién de nosotros no quisiéramos poder llevar un jardín en la maleta? ¿O en uno de los zapatos sintiendo entre los dedos el frescor de la floresta? Desde los tiempos mas remotos el ser humano ha tenido la necesidad de poseer jardines, un Edén no solo como ornato sino también para perderse del resto el mundo, de los problemas y todo lo que lo agobia, pero también para estudiar y conservar la gran variedad de plantas y arboles que existen en el ecosistema. Son legendarios los jardines colgantes de Babilonia, que se alzaban como montañas sobre la ciudad a la orilla del Éufrates, o los jardines de Chapultepec y Tenochtitlan que tanto impresionaron a los conquistadores castellanos a su llegada hace mas de quinientos años. La botánica fua pasión de los novohispanos, que dedicaron varias horas de estudio a las plantas que crecían en las Indias y de las que quedaron maravillados por sus aromas, colores y propiedades medicinales, como la vainilla, la Dalia o el cacao, un ejemplo claro de esta fascinación es el Códice de la Cruz-Badiano, herbolario bellamente ilustrado por estudiantes del Colegio de Tlatelolco en 1553.

La puesta que disfrutamos el día de ayer como parte del Circuito Nacional de Artes Escénicas Chapultepec, dejó en manifiesto la poca existencia de representaciones teatrales para el publico infantil, ya que en la mayoría de los eventos culturales se busca excluir a los niños para que no incomoden o interrumpan, cuando debería de ser todo lo contrario, ya que en un futuro muy cercano estos pequeños serán los que le den vida a estos lugares, utilizándolos para seguir formando buenos y mejores ciudadanos. Por eso es necesario e indispensable seguir acercando a los infantes a los teatros, museos, bibliotecas, salas de lectura y jardines, ya que de acuerdo con lo dicho por Cicerón, ilustre romano: Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas. Es fácil, solo hay que seguir regando esas mentes que muy pronto han de florecer.

 






LORMIGA TÍTERES presenta EL JARDÍN EN MI ZAPATO

Dirección: Michelle Guerra Adame

Con: Sarina Pedroza y Ailin Ruiz

Diseño sonoro: Ailin Ruiz

Utilería y Escenografía: Edgar Zendejas y Sarina Pedroza

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