EL POWER RANGER ROJO: A MI PAPÁ NO LE VA A GUSTAR
Por Gustavo De La Peña Aviles
Al más puro estilo kafkiano, el monologo que se presentó la noche de ayer en el Foro Vasconcelos nos llevó a lo más profundo de la relación entre un padre y su hijo, en la que se rozan muchas esquinas y se esquivan mucho vacíos, pero a pesar de todo siempre se están el uno para el otro. Los dos Urbanos, padre e hijo, quedan a la deriva tras la muerte de la madre, pero ni aun así piensan en separarse, aun cuando una de las tías se ofrece a criar al niño, que por la influencia del papá, sigue practicando las artes marciales y posteriormente ingresara a la escuela para obtener un titulo que nunca llega, pues Urbano Michel decide dejar la escuela y entrar al mundo de la farándula.
Casi al grito de “¡Quiero ser artista!”, Urbano
jr. Comienza a ganarse la vida como extra de películas de acción en las que
reparte patadas, tira golpes y brinca de un cajón a otro. Gracias a estos
movimientos logra comprar un departamento y por lo menos una vez a la semana llega
a la casa de su padre sin avisar. En una de esas apariciones en que la lluvia
parece borrar la ciudad, la conversación forzada de los dos Urbanos termina por
abrir las heridas del pasado, los golpes bajos de la infancia, las perdidas y
resentimientos. La discusión termina rápido, pero la lluvia sigue cayendo.
Urbano Michel consigue colocarse como
extra de la nueva versión que una importante productora esta haciendo de los
Power Rangers, famosa serie de los noventa protagonizada por seis héroes enfundados
en trajes de color azul, amarillo, verde, rosa, negro y rojo. Pero a pesar de sus habilidades para los
golpes y patadas, Urbano no consigue llegar a interpretar el papel principal de
la cinta, aunque si cumple el sueño de infancia de vestirse con el traje de
mallas y casco rojo, por lo que voltea hacia atrás y rasgando el tiempo ve al
Urbano Michel niño, al chico que partía narices en las competencias y era
alentado por su madre desde la gradas. Enfrentado en el espejo frente al niño
que quedo atrás, el panorama se aclara para nuestro extra, que sin querer también
se encara con su padre, que con unos tragos de más, acepta que siempre, toda la
vida, lo mas importante ha sido él: su hijo, el extra bien pagado, el actor
malogrado, el Power Ranger rojo.
Las luces y el televisor donde hemos
estado viendo fragmentos de los capitulo de la serie se apagan, permitiendo que
se escuchen los sollozos de varios de los hombres (grandes y jóvenes) que
asistieron a la función atraídos por el tema de sus personajes favoritos, encontrándose
con una catarsis en torno a la figura paterna, pero también a la de nuestro papel
como hijos. Circulo complejo que Franz Kafka trató de desentrañar en una carta
que nunca entrego a su padre, pero que inició con estas palabras: “Hace poco
tiempo me preguntaste por qué te tengo tanto miedo. Como siempre, no supe qué
contestar, en parte por ese miedo que me provocas, y en parte porque son
demasiados los detalles que lo fundamentan, muchos más de los que podría
expresar cuando hablo.”
Hybris Teatro presenta El Power Ranger
rojo (no se si mi papa este orgulloso de esto)
Dirección: Marco Martínez
Dramaturgia: Victor Velo
Interprete: Victor Valenzuela
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