DIARIO DE UN VIAJERO: DE BESOS, CIRCO Y MAR
Gustavo De La Peña Aviles Advertencias a considerar antes de que inicie la obra: empacar ligero, desconectarse del mundo exterior y estar listo para entrar al escenario, así como cuando éramos niños y teníamos que dar el salto de la pequeña baya al momento en que el maestro de ceremonias o el payaso te seleccionaban para pasar al centro de la pista del circo. Pero en “Diario de un viajero”, los dos clowns no solo nos llevan a la atmosfera multicolor del espectáculo, sino que también nos sumergen en el mar, en esa costa caribeña a la que tantos boleros le han dedicado. Daniel Goiz y Robert Spin nos invitan a seguir viajando, a volar para poder ver desde arriba las siluetas y texturas del mundo, la copa de los árboles y el constante movimiento del agua, de las mareas, que son muy parecidas a los cantos de las tribus perdidas. Hay que volver a ser niños para no cansarnos en este recorrido, en el que sin querer llegamos al momento del primer beso, que para unos fue vergonzoso y para